2013. Punto y seguido

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Creo que a 2013 le llamaré, mi año de playmobil, por muchas razones que me hacen reir. Por llaveros que me regalaron, por llaveros que regalé. Por clics que conocí y con quienes me reí. En fin, qué bien.

Marquesita me ayudaba el otro día a analizar y a reírme de cada uno de los momentos surrealistas que han acontecido este año.  He repartido risas por Alicante, Madrid, Londres, Granada, Sevilla, Medellín, Nairobi y el Mara. He disfrutado al máximo de mis amigos, he conocido a gente increíblemente genial. He patinado, me he caído mil veces, y me he levantado dos mil.

He saltado, me he agachado, le he dado la mano a la imaginación, para ayudarle a encontrar la ilusión. La ha encontrado y me he alegrado.

Le he dado al play. He querido rebobinar, pero me he dado cuenta de que la función ya había empezado y que había que continuar.

He olvidado, he aprendido, he enseñado, he compartido, he sonreído todo lo que he podido. He llorado mucho, pero de risa. Y las lágrimas de pena, se quedaron todas en Kenia, con una promesa.



Al 2014 le pido más risas con Lara y Patt, más genialidades con Mónica, Margo y Raquel, más visitas a Eva, más noches de verano, más días de playa, más descubrimientos con William, más Carlos Carlos, más festivales, más domingos de huerta, más meriendas con Jaimito, más paellas en la Isla, más momentos con Lu, más noches increíbles, más buenas tardes por la noche, más #claroclaro, más bromas de Iván, más regañinas de Moi, más 'cuéntame más', más carcajadas con Sil, más choripanes con Pez, más chistes con Tinoco, más visitas de Margui, más días de cocina con Nanajaru, más cervezas con Alf, más viajes, más maletas, más historias sobre un gran pueblo con kiwis, más complicidad con Vin, más mimos de mis papás, más ratitos con mi bro, más alegrías con el pequeprimo que viene en camino, más sorpresas, más ilusiones, más sonrisas y más ganas de seguir disfrutando… porque al 2013, no le puedo pedir más.


Gracias a todos los que habéis contribuido a mi felicidad :)

Ashi oleng, rafikis

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Celosos de su intimidad, tímidos por naturaleza y salvajes por formación. Generosos, con miradas penetrantes, con inmensa paz interior y tan dispuestos a dar como a conocer todo lo que hay detrás de las acacias del Mara.

Las sonrisas amables del primer día se convirtieron en lágrimas de dolor y vacío el último día, cuando todos los momentos se quedaron en recuerdos alrededor de la hoguera.

Mónica, Raquel, Margo y Cristina pasaron a ser Naserien, Namunyak, Namelok y Nashipai, la adaptación, la fortuna, la dulzura y la felicidad en cuatro blancas que fueron maasais durante dos semanas, y fueron felices.



Compartimos, vivimos y fluimos. Cantar melodías impronunciables, ir a dormir con los sonidos de los babuinos, las cebras y las hienas y despertar entre pájaros con la voz de Manchau o Saitoti. Kejaa enkakenya que seguíamos con un Enkakenya sidai. Porque así estábamos, sidai oleng, kesepa, hasta el Enkaarie Sidai y mañana más.

Madrugar importaba entre cero y nada, porque despertarte para ver amanecer entre elefantes era genial, pero compartirlo con cualquiera de los ocho guerreros que nos acompañaban, era espectacular.

Ir al mercado a comprar fruta, ver negociar con vacas y cabras, tomar una ‘soda’ en un bar improvisado en un poblado, merendar chappati y té en la manyatta con las mujeres, pulsos chinos con guerreros, sortearnos vacas, intercambiar pertenencias, mirarnos y entendernos, reírnos sin hablarnos y abrazarnos para sentirnos.


Me quedo con el cariño de William, con la fortaleza de Ntimama, con la sonrisa de John, las palabras de Alex, la complicidad de Sam, la mirada de Manchau, la picardía de Peter y los juegos de Francis. Da igual el idioma y da igual la cultura, porque la amistad no entiende de minucias.

El corro de la patata, en maasai, es mejor, y mucho más si lo dirige el pequeño Dominique, o Kuntai, nuestro Manolete de 3 años con la sonrisa más bonita de la galaxia, que se pronunciaba cuando jugábamos a cazar a la luna, que se escondía en nuestros bolsillos en forma de linterna.

Ahora nos queda el recuerdo, las llamadas telefónicas esporádicas y todos los planes de futuro, porque tenemos que volver para recordarles nuestros bailes y canciones y para no olvidar que hay un paraíso llamado Maasai Mara donde aprendimos a vivir con plenitud.


Ashi Oleng. Oleng Sere.

P.D. Gracias a ADCAM por hacer posible todo esto. Si quieres vivir esta experiencia: Entra AQUÍ ;)

Si volviese a nacer, volvería a ser periodista, y volvería a ser feliz

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Comunicar desde cualquier soporte, escribir en cualquier plataforma, encontrar nuevas formas para transmitir mensajes, descubrir aplicaciones y herramientas que faciliten mi trabajo y que me den acceso a otras posibilidades de informar a los usuarios. Ese es mi día a día y, además, "todo el día la niña en el Facebook" ¿a que mola? Os lo cuento.

El periodismo es informar, compartir lo que averiguas... pues Internet es la vía más grande de comunicación que tenemos hoy en día. No he revelado ningún secreto universal, no. Pero es que más a menudo de lo que me gustaría me preguntan: ¿has dejado el periodismo para ser Community Manager? quienes me conocen bien saben que odio esa expresión, que no me defino como CM, que soy periodista y que comunico a través de cualquier canal -y cómo me gusta repetir esa milonga-. En fin, que la respuesta es no, que no he dejado el periodismo. Y no actualizar este blog con la asiduidad que debiera no significa que haya dejado de escribir y que no aparezca mi nombre entre las hojas de un diario, tampoco.

Si volviese a nacer volvería a ser periodista, una y cien mil veces, y seguramente me volvería a especializar en Internet (o no) y volvería a sacarle la lengua a aquellos que dijeron que ser periodista era para morirse de hambre y, de paso, a todos los que me dijeron que he tenido mucha suerte.

Sí, he tenido suerte, pero no de encontrar trabajo, sino quizás por haber sentido pasión por el mundo digital desde el primer día que alguien me habló de lo que era un blog y cuando empecé a meterme en el maravilloso mundo de lo que alguien denominó "Periodismo Electrónico", allá por 2006.

Hoy, mi trabajo es sobre todo, pensar, pensar en cómo llegar al público, ponerme en el lugar de la gente que me recibe y transmitir lo que yo quisiera recibir en su lugar. Pensar locuras que hagan sonreir a la gente, mezclar estrategia con creatividad y crear la necesidad de compra de un producto. En analizar a los usuarios, ver sus impulsos y, sobre todo, generar contenidos que provoquen más de esos impulsos.

He conseguido unir todas mis pasiones en una y, si tengo suerte en algo, tengo la gran suerte de que me guste mi trabajo. Y sí, soy periodista y, además, por vocación y, además, os puedo contar mis primeros pasitos en este universo, pero mejor otro día.